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lunes, 13 de febrero de 2012

´Quiero renovar por mi fútbol, no por haber estado lesionado´


FUENTE : diario informacion


JULIÁN PALOMAR En un mundo materialista, de primas de riesgo y mercados sin escrúpulos, sorprende ver a un futbolista con principios como David Generelo, que antepone el bien del grupo al personal. Se jugó su continuidad en el fútbol por el Elche, se vio obligado a pasar por el quirófano, pero el fútbol, a veces injusto, le tenía guardado un regalo. Tras mucho trabajo en la sombra ha comenzado a tener minutos y el sábado en la Nueva Condomina encontró el premio de un gol. Esto sólo es el comienzo, porque a los jugadores como Generelo este deporte está obligado a devolverles lo que les arrebató.

En el minuto 82, cogió un balón que le sirvió desde la derecha Xumetra y lo empujó dentro de la portería de Alberto. Era el 0-2 que iba a ser definitivo a favor del Elche en su duelo ante el Murcia en la Nueva Condomina...

La alegría fue tremenda. Primero, porque significaba cerrar un partido ante un rival complicado que nos daba tres puntos vitales para seguir luchando por las primeras plazas; segundo, porque volvía a ver puerta meses después. Mi último gol fue el 29 de mayo en Los Cármenes, en el partido de Liga. Aquel fue importante, porque llegó en el 89 y ante un rival al que teníamos ganas. Significó el empate a tres. Pero éste tiene otras connotaciones más personales. Lo importante, cuando sales de una lesión, es olvidarte de ella y puedo decir que en la última semana el dolor en la rodilla ha desaparecido por completo. Si luego, vas convocados, disfrutas de minutos, sientes que eres de nuevo futbolista. Y, marcar un gol, eso ya es lo más grande, máxime si el equipo gana.

Cuando el balón estaba dentro de la portería fue a por él, se lo metió dentro de su camiseta, simulando un embarazo, y se llevó el dedo a la boca, como si fuera un chupete. ¿Tenía dedicatoria su gol?

Mi mujer está embarazada de un niña que se va a llamar Martina y quería dedicarle un gol antes de que naciera. Está previsto su llegada al mundo para el mes de marzo y tenía que darme prisa. De todas formas, ahora me gustaría dedicarle alguno más antes de que llegue al mundo.

El Elche necesitaba volver a la senda del triunfo después de tres derrotas consecutivas y lo ha logrado ante Girona y Murcia. ¿Ha vuelto a ser el equipo que llegó a ser líder de la categoría?

Yo creo que sí. Cuando pierdes es lógico que le des vueltas a la cabeza, pero la verdad es que en el vestuario nunca llegamos a estar preocupados. El fútbol de Segunda se mueve por rachas y nosotros nos metimos en una mala de la que parece que hemos salido. Trabajamos duro para que no se prolongara en el tiempo y que provocara los menos daños posible. Además, tuvimos la suerte de que nos pilló arriba y eso permitió no descolgarnos mucho, aunque pasamos en dos semanas del liderato al séptimo puesto y eso nos hizo reflexionar y volver a punto de partida.

¿Sufrieron el temido mal de altura?

Supimos y sabemos en todo momento quiénes somos y cuáles son nuestras virtudes y defectos. Nunca bajamos el pistón, porque este equipo siempre va a docientos por cien. Eso está claro. Pero pienso que no supimos gestionar el liderato. Nos convertimos en el rival a batir y caímos en una especie de ansiedad que nos llevó a pensar que había que ganar los partidos sí o sí para no perder el primer puesto. Perdimos un poco nuestra identidad después del encuentro ante el Alcoyano, cuya derrota nos llevó a afrontar los dos siguientes duelos a jugarlos de otra manera. Tras caer en Córdoba tomamos aire y nos propusimos recuperar nuestro propia identidad, jugar cada partido como si fuera una final y con la humildad y trabajo que nos caracteriza. Teníamos la ventaja de saber que siendo el Elche somos capaces de ganar partidos y así se ha demostrado en las dos últimas campañas. Las victorias ante Girona y Murcia han servido para recuperar la senda perdida, pero cada partido es una final y aquí nadie debe bajar los brazos.

¿Cómo afronta el equipo franjiverde su particular etapa pirenaica en la que deberán medirse en apenas un mes a Celta, Almería y Valladolid, con el Recreativo por medio?

Nuestra filosofía es clara. Partido a partido. A partir de mañana -hoy para el lector- comenzaremos a preparar el duelo ante el Celta conscientes de que esos tres puntos son vitales. Tenemos que ser capaces de llegar a la recta final de la Liga bien colocados para luchar por lo máximo. La ambición de este equipo es máxima ya que está compuesto por jóvenes que desean abrirse un hueco en el mundo el fútbol y por veteranos como yo que sabemos que estamos ante la oportunidad de hacer felices a mucha gente. El domingo ante el Celta vamos a salir a por todas, pero necesitamos el apoyo de los nuestros en la grada.

¿Piensa que el corte entre los siete primeros clasificados ya se ha hecho y entre ellos se repartirán el ascenso directo y la promoción?

Queda mucha Liga y es pronto para decirlo, aunque nuestro objetivo en Murcia no era otro que ganar para dejar a un equipo con aspiraciones lejos de los puestos de privilegio. De todas formas, quedan muchos puntos por jugarse y en esta categoría puede suceder de todo. En tres semanas puede cambiar todo.

Menuda la prima le ha prometido el consejo de administración si logran el ascenso...

Cuatro millones es mucho dinero y agradecemos la confianza que han depositado en nosotros. Pero, independientemente de ese incentivo, esta plantilla es muy ambiciosa y va a darlo todo en cada partido sin mirar a esa cifra.

¿Cuándo le va a llamar el club para renovar como le prometieron cuando antes de pasar por el quirófano?

Yo soy muy feliz aquí y mi familia también. Me gustaría firmar mi renovación lo antes posible y seguir aquí, pero es el club el que decide y yo lo respeto. Llevo dos años y medio aquí y saben lo que puedo dar. Por ello, si renuevo, quiero hacerlo por mi fútbol y no porque haya estado lesionado.

Si fuera por la afición franjiverde hace tiempo que ya hubiera firmado su continuidad en la escuadra franjiverde...

Estoy muy agradecido al apoyo que tengo de los seguidores del equipo. Cuando salté al campo ante el Girona, después de tantos meses sin pisar el Martínez Valero, me emocioné al escuchar corear mi nombre desde la grada. El sábado en la Nueva Condomina pasó algo semejante. Es un orgullo para mí comprobar que la gente me quiere y me lo demuestra tanto en el campo como cuando voy por la calle.

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