FUENTE: marca.com
La guerra por el ascenso ha vivido una de sus batallas más crudas en El Arcángel. En un duelo demasiado bronco, el Córdoba dio un golpe de autoridad y se impuso al Elche por 2-0. Los visitantes, que jugaron unos minutos con un hombre más, acabaron en inferioridad numérica, con 9 jugadores, y ven cómo los andaluces le arrebatan su puesto en la tabla.
Los ejércitos comandados por Jémez y Bordalás sabían de la importancia del choque y desde el arranque se comprobó que intensidad no iba a faltarle al partido. La presión de ambos equipos era asfixiante. Nadie se guardaba nada, aunque el Córdoba parecía salir mejor parado de este derroche físico gracias a algunas jugadas de tiralíneas que nunca tuvieron réplica en su rival.
Borja avisó pronto con un disparo desde el vértice derecho del área que repelió Juan Carlos con apuros. Tras apenas cinco minutos de juego, los blanquiverdes ya habían puesto a prueba al meta del Elche. Al cuadro ilicitano no le duraba el balón y Xumetra trató de sacudirse la presión con un disparo lejano que salió desviado.
El Córdoba volvería a la carga antes de cumplirse la primera media hora. Filigrana de Borja, que pisó área y se fue a por Acciari. El excordobesista rozó el penalti, pero el público ahí ya se encendió para no apagarse hasta la conclusión. En el 29’, un choque entre Juan Carlos y Patiño dejó al ariete aturdido en el suelo.
Y cuando peor estaban los ánimos, otra gran jugada combinativa por parte local sirvió para que Hervás tornase la tensión de la grada en euforia. El cerebro cordobés definió con mucha calidad y algo de fortuna ante la salida de Juan Carlos. El 1-0 era el justo premio para el equipo dominador y para él mismo, que firmaría un partido completísimo y obtuvo esta recompensa por adelantado.
Bordalás, a estas alturas, ya debía estar deseoso de que el colegiado señalase el túnel de vestuarios para poder soltar su arenga a los suyos. El Elche salió a morder en el segundo acto. Más todavía. Y casi aprovecha la falta de intensidad de los blanquiverdes tras la reanudación. En el primer minuto, un saque de puerta que deja botar Fernández supera al lateral y deja a Palanca mano a mano con Alberto García. Por suerte para el Córdoba, éste nunca se duerme y abortó con mucha solvencia la que sería la ocasión más clara del choque por parte ilicitana.
El Elche, no obstante, disfrutaría de sus mejores minutos y oportunidades. Nicki Bille también estuvo cerca de empatar, pero su zurdazo pasó a escasos centímetros del palo. El árbitro, hasta entonces, había dejado jugar; quizás demasiado, con un listón altísimo para mostrar tarjetas. Esto cambiaría a partir del 62’: segunda amarilla muy rigurosa a Gaspar, que bien pudo haberse ido a la ducha en el primer tiempo por el plantillazo que le costó la primera amonestación.
Justo antes, un Palanca excesivamente revolucionado había pisado al recién ingresado Charles, cuando el punta se dolía en el suelo. Las patadas subterráneas, los manotazos e improperios ya habían convertido el feudo cordobesista en un auténtico campo de batalla. El buen juego que por momentos desplegó el cuadro de Jémez en la primera mitad se difuminó en medio de un duelo que ahora habría que ganar de otro modo para no perder comba con los de arriba.
La contienda se niveló pronto. Apenas cinco minutos después de la primera expulsión, Edu Albacar vio la roja directa por soltar un codazo a Charles. El delantero, a partir de entonces con una gasa ensangrentada entre sus dientes, fue la referencia que el cordobesismo anhelaba desde su lesión, la viva imagen del pundonor que impulsó a los locales para acabar imponiéndose y, sobre todo, un auténtico quebradero de cabeza para la zaga del Elche. En el 74’, dejó solo a Borja, que se llenó de balón cuando tenía todo a favor para asestar la puntilla, y poco más tarde provocó otra amarilla para Rodas tras ganarle la posición con un gran control.
Cierto es que el sobreestimado listón del colegiado se había caído directamente al suelo. Así, a falta de 10 minutos para el final, una posible falta de Pelegrín a López Silva sirvió para que el defensor viese su segunda amarilla. Al árbitro ya se le había ido la mano y penó con cartulina prácticamente cada falta. Su alivio llegaría con la sentencia cordobesista. Otra vez Charles ejerció de líder. Atrajo a toda la defensa del Elche y filtró un pase sensacional para Borja, que fusiló mal, a romper. Juan Carlos no pudo controlar el rechace y el balón se alojó en su portería.
El Arcángel tuvo diez minutos para celebrar una victoria crucial en el devenir de la guerra por el ascenso. Un triunfo de esos que ponen por las nubes la moral de las tropas. Diez minutos para volver a disfrutar del fútbol control, para arrancar los olés y para empezar la segunda vuelta en los puestos en los que pretende acabar la temporada el equipo de Paco Jémez. Pero, ojo, los guerreros ilicitanos sólo han perdido una batalla…
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